Se trata de contar una historia.

jueves, 6 de noviembre de 2008

0. Cita

Los cuentos, fábulas y fantasías de esta colección armonizan la vida cotidiana de los mortales, el reino fabuloso de los pájaros y los animales terrestres, así como el mundo sobrenatural de dioses y fantasmas. Al igual que el folklore occidental y los cuentos de hadas, surgen de las remotas fuentes de la historia y la imaginación de una civilización, y su muestrario de campesinos, filósofos, vírgenes, reyes, jueces, tigres y papagayos llega a recordarnos a veces esos personajes de leyendas más conocidas. Estas historias, al mismo tiempo, llevan el sello de la sociedad y las tradiciones que las han producido. Arrojan una luz particular sobre el orden social chino gracias a las estructuradas relaciones que definen: el emperador y el súbdito, el padre y el hijo, el marido y la esposa (o las esposas), el funcionario y el campesino, el hombre y el animal.

Moss Roberts. Los cuentos fantásticos de China.


00. Epílogo de 2004

Escribí estas historias hace nueve o diez años: tiempo suficiente para un par de cambios. Ahora las cosas vuelven a ser las mismas.

01. Epílogo

Yo nací, hace ya algunos años, en Salamanca, una pequeña ciudad a orillas del río Tormes (el mismo del Lazarillo de Tormes); allí transcurrió mi infancia, fui a la escuela, trabajé, me casé y tuve algunos hijos; pasó el tiempo, y ahora estoy muerto.

02. El eclipse

No soy capaz de escribir. Lo intento todos los días, todas las tardes, todas las noches. A veces lleno de ilusión, a veces con desconfianza, a veces me desespero y me dan ganas de llorar. Hago esfuerzos ímprobos de todo tipo: innovadores, renovadores, sostenidos. Me enfrento a la magna tarea con tesón, con gallardía. Si veo que tal, ensayo en diversos lugares, hasta en los más insospechables. Frecuento todos los rincones de la estancia, fatigo el pasillo. Pruebo en diferentes posturas. Cambio el color de la luz. Trastoco papel y pluma. Permuto las palabras, el tono, las fuentes. Mezclo géneros y estilos.
Abro las ventanas y observo, y miro. La ciudad, la carretera, los árboles. Y nada consigo. No soy capaz de escribir: no sé cómo voy a ganar el pan para mí y para los míos.
Tal vez sea que con este último cambio de domicilio me he instalado en una mediocridad en absoluto áurea: desde un sexto piso con azotea abierta al infinito cielo, he descendido a este tercero con sólo terraza enfrentada al ancho horizonte que separa aquél del suelo. Así es corriente que nunca me encuentre con la Musa cuando vuela etérea por las alturas.
Y como ya nunca bajo a la calle de noche, por causa de la inseguridad ciudadana, tampoco me la tropiezo si anda por ahí de bohemia, como antes, borracha, fértil y despendolada.
Tal vez se ha producido un eclipse en mí carrera literaria. Cayó la noche, las estrellas titilan solas en el firmamento. Mi poesía ideal es como aquella luna, llena, redonda: necesita que el sol, inspirador oculto, le proporcione bien de luz para reflejar. Pero entre la una y el otro se ha interpuesto la Tierra Madre. Y, ay, en ella vivo yo.

03. Historia española del teatro de guiñol

Y entonces matamos a todos los políticos, a todos sin dejar ni a uno. Primero al rey. Luego a la reina. A los príncipes y princesas, infantes o sucesores. Les cortamos las cabezas. Aristócratas y nobles, duques, marqueses, condes y vizcondes, baronesas y barones. Caballeros, hidalgos, infanzones. Y a todos sus parientes, naturales o políticos. Y a sus heredadores.

Flis, flas,

la guillotina sin parar,

y el público cantando:

a decapitar, a decapitar.

Luego al presidente del gobierno (o ya de la república). Le cortamos la cabeza. Y a los ministros, subsecretarios y secretarios generales. Gobernantes, directores, delegados, inspectores, administradores, auditores, recaudadores. Uno por uno, los matamos a todos. A todos los demás presidentes, vicepresidentes, consejeros, gobernadores, alcaldesas y sus tenientes, concejales. Liquidamos a los diputados, representantes, asambleístas, legisladores sin dejar ninguno. Matamos a los jueces (juzgar sin ser Dios). A los magistrados, fiscales, abogados, togados y procuradores. Defensores, representadores. Notarios y albaceas. Sin juicios previos. Y a sus sustitutos y suplantadores.

Clic, clac,

el hacha contemplamos

subir y bajar,

y todos cantamos:

hay que hachear, hay que hachear.

En cuarto lugar al pregonero: matamos a todos los heraldos o políticos noticieros. Redactores, reporteros, columnistas, articuleros. Comunicadores, enviados, chafarderos. Voceadores y voceros. Comentaristas, locutores, opinadores, entrevistadores, presentadores. Microfonistas y pantalleros. Corresponsales y colaboradores.

Chuuic, chuac,

el espadón filoso

venga a rebanar

cuellos, y todos cantando:

hay que degollar, hay que degollar.

Luego a otros políticos. A los banqueros los matamos despacio y con mimo. Les cortamos el pescuezo detenidamente a todos los usureros, prestamistas, economistas, contables y cajeros. A todo empleado de banco, presidente, directores, accionistas, consejeros, cobradores, aseguradores. Los matamos con alegría y también a sus herederos, clientes y colaboradores.

Ris, ras,

del serrucho largo el relumbrar,

oh, sus dientes de diamante,

y todos entonamos:

hay que serruchar, hay que serruchar.

A toda clase de soldados militares empezando por los capitanes y sargentos. Generales. A los guardias nacionales y locales, a los policías civiles y regionales. Comisarios, inspectores, investigadores. Guardias jurados y sin jurar. Guardianes, guardesas, guardaespaldas, guardagujas, guardabosques. Vigilantes, vigías. Cazadores y ojeadores. Carceleros, torturadores, verdugos. Los eliminamos a todos estos políticos y a sus retoños, vástagos y cachorros. Y a los soplones.

Yic, yac,

el alfanje turco

trabaja sin cesar,

y todos juntos cantamos:

sin cabeza no quedáis tan mal.

Decapitamos después a todos los demás adinerados. Empresarios, negociantes, especuladores. Capitalistas, presidentes, socios, accionistas, comerciantes, tenderos. A todo propietario. Ricos, acomodados, millonarios, burgueses. Traficantes, contrabandistas, distribuidores, mercaderes, explotadores. Terratenientes, ganaderos, armadores, constructores, ingenieros, arquitectos, promotores. Comisionistas, corredores, inversores. Vendedores, alquiladores, asesinos y ladrones. También a estos otros políticos y a sus sucesores.

A todos los burócratas, funcionarios, hasta el último oficinista y enchufados. Los degollamos también. Y a sus suplentes, sustitutos y suplantadores.

Por supuesto a todos los médicos doctores curanderos cirujanos matasanos especialistas enfermeras sanitarios auxiliares terapeutas asistentes. Políticos de la muerte. Y a los estudiantes y aprendices de doctores.

Los políticos de Dios. Monjas, curas, obispos, cardenales, prelados, tonsurados, papas, arzobispos, presbíteros, diáconos, canónigos, monaguillos, sacristanes, beatas, abades, priores, frailes, monjes... Guías, apóstoles, pastores. Los matamos sin confesión. Y a sus seguidores.

A todo tipo de científico, investigador, especialista a político sabio lo matamos. Filósofos y especuladores. Y a sus detractores.

Consideramos también político a cualquier profesor, maestro, catedrático. Pedagogos y educadores. Docentes, universitarios. Discípulos y empollones.

Y a los escritores. Todo escriba, amanuense, copiador, traductor, editor, mecanógrafa. Y a sus personajes y lectores.

Artistas y directores de películas, comedias y teatros. Críticos, políticos culturales y espectadores.

Políticos menores. Presidentes de vecinos, de comités. Fundadores, limosneros, benefactores. Sindicalistas, animadores, entrenadores. Jefes, secretarias, representantes, administradores.

Cabezas de familia, tutores. Padres autoritarios, madres posesivas. Hijos consentidos, mimados, caprichosos. Todo tipo de pariente, tía o tío entrometido. Los matamos a todos.

Plis, plas,

de Almanzor la cimitarra sin dejar

títere sano,

y todos a coro cantamos:

a descabezar, a descabezar.


Cae el telón.

Nos despedimos. No sin avisarles de que el próximo domingo, a la misma hora comienza la función. No sin advertirles que entre tanto permanecemos alerta; nuestros delicados instrumentos siempre prestos para volver a empezar. Y con aquellos que pretendan representar farsas de revolucionarios, políticos, con esos no vamos a tener piedad.

04. ¿Callejón sin salida?

Veamos. A la derecha y a la izquierda, viejos caserones vacíos. Antiguos inquilinos deportados, por indeseables. Puertas y ventanas enladrilladas. Letreros de «se vende», o se alquila, o carteles electorales.
El pavimento adoquinado permanece intacto todavía. Alineadas en el centro, equidistantes, higiénicas cloacas, bien precintadas. Y sin embargo se escapan murmullos, ecos de chapoteos pertinaces; ya se acabó la sequía.
Arriba, escuchan las cornejas encaramadas en hilos de teléfonos trans­versales.
Aquí y allá, farolas reconvertidas. Cristales polvorientos, lumbreras ausentes. Perchas para candidatos, como sus belfos, colgantes. En lo grueso del mástil, a la altura de los ojos, pasquines institucionales, «debes ejercer tu derecho al voto». Más abajo, en papeleras amarillas con el anagrama del alcalde, anidan ratoncillos blancos, como el algodón de suaves.
En los solares comunales, jóvenes agricultores abonan la tierra por el método revolucionario de inyección intravenosa. Brazos desnudos al sol. Bien vallados. En las tapias antisépticas, como la nieve blancas, brillan los bandos rebosantes de ordenanzas municipales.
Luego un panorama de rejas de hierro: los cierres de seguridad del national bank. Enfrente, la verja de la comisaría. Carteles de «se busca» pegados en los contenedores de basura.
Enfrente, la fachada ocre del gran cuartel trifásico luce, sobre la bandera, su lema prometeico: «por tierra, agua y aire, ven, elemento, y sirve a la patria madre».
El palacio de justicia, con su servicio de guardia abierto en el sótano, contribuye con el suyo: «cal y agua; pan y canto».
Entreveradas, las mansiones de las putas japonesas, que son las mejores.
Interminable, la alambrada de la flamante institución penitenciaria. Dentro, es una pena, los pobres muchachos que no supieron labrarse un futuro recogen tristes cosechas de microscópicos gusanitos mutantes.
Por ahí salen los camiones, cargados de residuos, del hospital atómico.
Por este camino se dirigen veloces, para descargar, al cementerio pro­vincial. Para fabricar las cruces, hubo que arrancar los cipreses hace mucho tiempo.
A lo lejos se divisan los verdes campos de fútbol.
Y las partes traseras de la iglesia, inmaculadas, apuntan hacia Tierra Santa.

Ahora, mientras descansa paseando cómodamente por las maravillosas instalaciones (incluido Aire Acondicionado) de Nuestras Patrocinadoras, las Galerías Comerciales, disfrute de unos Consejos. Y recuerde que la Publicidad nos hace Libres (porque nos ayuda a elegir):
Compre Eso. Hipoteque Aquello. Coma Rápido. Beba un Poco. Viaje Mucho. Vista de Este Modo. Baile de Aquel Otro. Haga Deporte. Cuide sus Dientes. Aprenda el Inglés. Adelgace Imbécil. Y póngase Pelo. Casas. Automóviles. Animales. Criadas. Electrocosméticos. Lanzamisiles. Fascicule por Favor. Con Vídeos. Con Discos Compactos. Haga Fotos. Invierta en Cultura. Cine-Club. Círculo Literario. Bellos Editores. Viciosos. Venéreas. Variedades. Vacaciones. Aquí se Compran los Periódicos. Aquí se Venden los Periódicos. Esto sí es un Quiosco. Lotería Nacional. Quiniela Típica. Constituciones. Por tres mil pesetas al mes, Abortos Legales.

Al fondo otra alambrada. Quizá la misma. Muy alta. Probablemente electrificada. Detrás, todavía, escombros, desperdicios, inmundicias. Ratas, buitres, niñas muertas. Más allá el terraplén del ferrocarril. Sólo un tren cada día. Cada noche. De izquierda a derecha, desde Oriente hasta Occidente, bajo el cielo impasible, un expreso, cargado de pasajeros. En la locomotora, una antena parabólica: el trayecto de regreso, ¿será por otra vía?

05. Estilos de mujer V

Pinceles de Lancome y máscara de pestañas de Helena Rubinstein, barras de labios de Phas y L'Oreal: mis complementos de maquillaje, para tener buena cara. Armani: mi favorito, para estar sutilmente perfumada. Crema con color de Lancome y polvos terracota de Phas, autobronceador de Biotherm: para una piel con un ligero color dorado. Resistance de Phas: para resistir las 24 horas del día. De la mañana a la noche, para conservar una apariencia perfecta, por eso procuro llevar en el bolso aquellos productos imprescindibles, mi tiempo es oro. Necesito estar impecable, y al mismo tiempo cómoda, en mi larga jornada laboral. Voy a por todas y sé muy bien lo que quiero, tenaz y testaruda. Por encima de todo, trabajadora y moderna, soy eficiente y eficaz. El ambiente urbano es mi vida. Soy ejecutiva.


06. Formulario

El teatro no tiene que representar la vida, sino ser la misma vida.

El actor, por mucho que pretenda representar un tipo como tal, pone en él mucho de su yo empírico, de su propia personalidad individual. Y........................... (escribir aquí el nombre propio) es precisamente un actor de personalidad impresionante al servicio de un arte impersonal.

No vaya a ocurrirnos como a aquél (a Gelmiro Sánchez, tras casi cuarenta años de experiencia dramática en los escenarios de toda España, casi cuarenta, viajando en aquellos autobuses, por aquellas carreteras de antes, debutando hasta en ciudades de provincias, con compañías de segunda y repertorios de tercera, con un público que sólo ve espectáculos por las ferias y fiestas patronales, tropezando por la noche, en hoteles de mala muerte, con toreros, feriantes y carteristas, y al día siguiente, hala, otra vez con los baúles a cuestas, o en los primeros veranos de la posguerra, que ya casi ni se acuerda, en aquellos pueblos sin nombre, dejados de la mano, de los páramos y de las sierras de nuestra piel de toro, en tablaos al aire libre, bajo el sol de agosto o bajo la lluvia torrencial de las tormentas, represénteme usted ahí como se debe un Tenorio, encandíleme, como yo encandilaba, a unas docenas de destripaterrones y encima incultos, sin luces, sin decorados, con una Inés encinta de ocho meses, hágame usted una Tempestad en un pueblo de Almería, un Cid en Granada, un entremés sin haber comido, Arniches por la tarde y por la mañana había enterrado a mi madre, casi cuarenta años, haciendo de tripas corazón por cuatro perras, que para eso somos cómicos y llevamos la profesión por dentro) que, de tanto representar papeles, acabó por no creerse ninguno y ahora es funcionario.

07. A cierta ciencia

Durante los días 6 y 9 de agosto se han celebrado en París las sesiones del quincuagésimo Congreso Anual Sobre el SIDA, organizado por la Asociación Internacional de Especialistas y Expertos en SIDA (S.E.E.I.A.), que ha reunido a ciento cincuenta científicos de todos los países. La Declaración Final recoge la Conclusión Principal, producto de los fructíferos debates: dadas las escasas probabilidades que hay de encontrar una vacuna realmente eficaz para la enfermedad en los próximos años, es necesario concentrar todos los esfuerzos en la empresa de tratar de alargar, por todos los medios a disposición de la ciencia, la vida de los enfermos.

Entre todas las ponencias, destacó la presentada por el inmunólogo Louis Bourguet, Catedrático de la Sorbona, especializado en la Transmisión del Virus al Feto Durante el Embarazo. En ella dio a conocer la investigación llevada a cabo por él mismo y su equipo, en el Hospital General de París, durante los últimos años. Se trataba de comprobar empíricamente una sencilla Hipótesis de Trabajo: que es posible reducir drásticamente el número de hijos infectados con el virus transmitido por la madre portadora. Para esta comprobación, Bourguet y su equipo tomaron una muestra de 200 mujeres portadoras embarazadas, pertenecientes a las más diversas clases sociales: baja, media y alta. De éstas, a 10 se les administró desde el primer día del embarazo un tratamiento completo con el producto AZT, de probada eficacia en la lucha contra la enfermedad, y al resto un placebo. Tras los sucesivos partos, se observó que sólo el 50 % de las madres tratadas con el medicamento transmitieron el virus a sus hijos. Mientras tanto, el 100 % de las tratadas con el placebo habían transmitido el virus al feto. Tras el éxito del experimento, Louis Bourguet pudo confirmar que, efectivamente, es posible reducir drásticamente el número de hijos infectados con el virus procedente de la madre portadora.

10. Plan de Empleo Plural

De ellos viven jueces, fiscales, abogados, procuradores, secretarios. Funcionarios de Justicia. Empleados de los Tribunales. Y sus familiares.

Dan de comer a policías públicos y privados. Funcionarios de Seguridad. Empleados de Vigilancia. Y sus familiares.

También a los carceleros. Psiquiatras, psicólogos, educadores de prisiones. Ahora que están de moda esos penales tan grandes, hay que incluir en la nómina a constructores, arquitectos, aparejadores. Fabricantes de materiales. Transportistas. Empresarios de limpiezas, de servicios, suministradores. Propietarios que ponen a disposición los terrenos. Funcionarios que tramitan las licencias y concesiones. Empleados. Y sus familiares.

Mantienen a médicos, enfermeras, practicantes que tratan sus enfermedades. Científicos, investigadores, farmacéuticos, fabricantes de materiales. Funcionarios que dirigen los hospitales. Empleados. Y sus familiares.

Médicos, psicólogos, educadores que los rehabilitan en instituciones públicas y privadas. Patrocinadores y empresarios. Funcionarios que diseñan los planes. Empleados. Y sus familiares.

Dan que hablar a periodistas y opinadores que cuentan sus problemas en medios públicos y privados. Funcionarios que diseñan los planes. Empleados. Y sus familiares.

Dan trabajo a cristaleros que recomponen los escaparates. Fabricantes de chupas, de loros, de carros. Aseguradores. Empleados. Y sus familiares.

Gracias a ellos se enriquecen traficantes, contrabandistas, camellos. Banqueros que guardan sus capitales. Más constructores. Más fabricantes de automóviles. Más aseguradores. Empleados. Y sus familiares.

Dan de comer a ministros, legisladores, gobernadores. Funcionarios que diseñan los planes. Empleados. Y sus familiares.

Dan que hacer a sacerdotes que oyen sus confesiones y ofician sus exequias. Empresarios de pompas fúnebres. Sepultureros que los entierran o empleados que incineran sus cuerpos. Empleados. Y sus familiares.

Ahora quieren vivir de ellos los cantantes, cineastas, escritores. Más empresarios, discográficos, distribuidores, editoriales. Los funcionarios ya están diseñando los planes. Más empleados.

Y sus familiares.

11. Los maestros del arte contemporáneo I

MONTAÑESA, aparte de haber estudiado arte APASIONADA POR SU TRABAJO, desde los tres años iba todos los domingos a un museo y, por lo menos uno de cada tres, era el Prado. Mi padre, DE GRAN SENSIBILIDAD, es un gran aficionado a la música y al arte en general. He vivido toda mi vida entre arte, también con la música, SUS GUSTOS MUSICALES ABARCAN DESDE MOZART Y SCHUBERT A LOS ROLLING, POLICE Y MADONNA, pero me siento más identificada con la pintura. SE OCUPA DEL PROGRAMA DE ARTES PLÁSTICAS Y DE LA SECRETARÍA DEL COMITÉ DE ADQUISICIÓN DE LA FUNDACIÓN DE LA CAIXA, digamos que tengo más cualidades para esta última, más capacidad de ver. HA REALIZADO UNA SELECCIÓN SENTIMENTAL DE LA PINTURA CONTEMPORÁNEA ESPAÑOLA HASTA 1968.
Creo que el panorama artístico mundial, en este momento, es muy interesante. Su expresión es mucho más ecléctica, y no tan rígida como en los años sesenta. De todas formas, esta mitad de los noventa es tiempo de escultura, una escultura mucho menos formalista que la anterior y más relacionada con el espacio, la arquitectura, el diseño... Pienso que estamos en un momento de «impasse». Hoy día, entre los países hay unas diferencias muy sutiles. En España han sido acusadas porque, durante el periodo franquista, el arte ha tenido poca información y los artistas apenas habían salido, lo que ha generado un tipo de arte que estaba fuera de todo lo que se hacía en el mundo.
Ahora existe una amplia información, a través de revistas y numerosas exposiciones que organiza el Ministerio de Cultura, las Fundaciones Juan March, Joan Miró o nosotros mismos. Los artistas están totalmente al día, demasiado al día. A veces, el arte de algunos es puramente estratégico, en un intento de apuntarse al mercado exterior. En este caso la información es excesiva, sin digerir... Hay una actitud de fuera adentro, no de dentro afuera. Actualmente hay un gran interés por todo lo de España. Si le propones a un artista extranjero hacer una exposición, le interesa casi más hacerla aquí que en otros países como Alemania, Francia o Inglaterra, donde ya conocen la reacción del público, mientras que de España tienen la idea un poco romántica de que existe una especie de virginidad o de asombro hacia ciertas manifestaciones artísticas.
Para mí, los maestros del arte contemporáneo son, hablando desde principios de siglo, Picasso y Matisse - yo soy mucho más picassiana -. Kandinsky creo que ha sido fundamental en el desarrollo de la pintura... Mondrian...
De España, Miró me parece que ha sido esencial para los expresionistas norteamericanos. España, COMPLEJA Y CONTRADICTORIA, aunque no sea cultivadora, ha dado a luz a los más grandes genios de este siglo.

12. Absueltos acusados injustamente de violación.

El pasado 24 de febrero, el Juez titular del Juzgado de lo Penal núm. 101 de Móstoles, dictó Sentencia por la que resultaban absueltos del delito de violación los procesados A.S., L.C. y F.G., acusados injustamente por María Jesús V. En sus declaraciones ante el Juez, los procesados admitieron haber poseído repetidamente a María Jesús V. durante la madrugada del 7 de diciembre pasado. Pero alegaron haberlo hecho sólo tras una votación plural y democrática, llevada a cabo entre los cuatro interesados en el asunto, mayores de edad y en pleno uso de sus derechos constitucionales. Declararon que, tras el recuento, aparecieron tres votos (mayoría absoluta) favorables y una sola abstención. Uno de los procesados, L.C., resultó ser Notario de la Notaría de Móstoles, adscrito al Colegio de Notarios de Madrid y, en la noche de autos, había procedido a levantar Acta Legal de la votación, Acta Legal que fue admitida como prueba por el Juez y que resultó determinante para la absolución. El Fiscal y la Acusación Particular se han manifestado conformes con el veredicto y desisten de presentar recurso contra la sentencia.

13. Cronologías

Por lo que respecta a la Cronología Absoluta, del párrafo anterior se deduce que, de acuerdo con todos los historiadores, ya en el siglo V se había alcanzado en todo caso la etapa [concurren a la formación y manifestación de la voluntad popular y son instrumento fundamental para la participación]; en la mayor parte de los actuales dominios, la etapa [remover los obstáculos que impidan o dificulten su plenitud y facilitar la participación]; en algunas regiones incluso ya la etapa [promover las condiciones para que la libertad y la igualdad de los individuos y los grupos en que se integren sean].
La etapa preliminar, esto es [que propugna como valores superiores de su ordenamiento] se la puede retrotraer sin mayor escrúpulo hasta el siglo III.
En lo que no están tan de acuerdo todos los historiadores es en la Cronología Relativa. Y siguen discutiendo en congresos y en seminarios: [¿Antes o después de Cristo?].

14. Piensa

Si eres pobre como una rata, piensa que no da la felicidad.

Si estás solo y no tienes para relacionarte, piensa que mejor solo que mal acompañado.

Si estás enfermo y no tienes para pagarle al médico, piensa que no hay mal que dure cien años.

Si eres fea y no tienes para cambiarte la cara, piensa que la cara no es el espejo del alma.

Si estás en la cárcel y no tienes para comprar la libertad, piensa que bienaventurados los que padecen persecución por la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos (y también de los pobres de espíritu).

Si te estás muriendo y no tienes para pagarte el entierro, piensa que vas a dejar este valle de lágrimas y descansa en paz.

15. Saeta

«Me recorrí todas las iglesias y conventos para ver si había unas andas para procesionar al Cristo y encontramos, en las torres de la Clerecía, unas andas y en otro sitio nos dejaron una peana. Las flores tuvimos que esperar a que la procesión anterior se metiera en la iglesia y con un cubo le quitamos las flores al paso para ponérselas al nuestro. No teníamos ni un duro, los palos se movían para adelante y para atrás, no había almohadilla...».
Tardaron más de una hora en cruzar el Puente Romano.
Esta Hermandad fue la primera y la única que cruzó el Barrio Chino, donde las prostitutas se arrodillaban y lloraban al paso del Cristo, «porque era marginal y había que romper. Meter al Cristo en el Barrio Chino.». Antes de entrar se les rompió la batería que daba luz a la imagen. «Justo fue dejar la calle Compañía y entrar en la callecita que estaba llena de baches, que casi cabía uno dentro, y en un movimiento raro por los socavones de la calzada hace que el Cristo se ilumine. Justo al entrar en el Barrio Chino.».
Tras esta Semana Santa se forma la primera Junta Directiva y Chanquete es nombrado Secretario y Hermano Mayor de Paso. Es en este momento cuando se le viene a la cabeza la idea de que las mujeres pueden participar en las hermandades. «La Iglesia puso tan sólo una condición, que teníamos que variar nuestro itinerario, no era lógico que unas cristianas, católicas y decentísimas mujeres participen en una Hermandad que pasa por el Barrio Chino. Fue el precio que tuvimos que pagar.».
Pero donde se hace la ley se hace la trampa y años más tarde organizaron una Hermandad filial llamada del Cristo de la Liberación; Chanquete nos dice «que es un montaje muy bueno, muy analizado, muy estudiado y casualmente pasa por lo que era el Barrio Chino.». Sonríe maliciosamente. Esta Hermandad filial tiene unas características muy definidas como es que las mujeres llevan el traje de viuda de La Alberca y los hombres capucha, al contrario que la Hermandad principal en la que los hombres llevan la cabeza descubierta.
La Hermandad del Cristo del Amor y de la Paz, vive la Semana Santa rompiendo algunas tradiciones «revolucionando un poco todo, la cabeza descubierta, llevando faroles con luz, huyendo de las horteradas que se habían implantado como la velita eléctrica que es un horror y un monumento al mal gusto. Nosotros recuperamos las esencias.».

16. Ciudadano de a pie

Hoy día el automóvil, además de un medio de transporte rápido, cómodo y seguro, es un signo del estatus económico de quien lo posee. El que tiene un Ferrari es rico. El que tiene un Mercedes vive bien. El que tiene un Ford Fiesta se las arregla. Y luego vengo yo, que no tengo coche.
Aparte de la marca, también hay que mirar el estado del vehículo, que suele depender del kilometraje y de los años. No es lo mismo tener un Peugeot recién estrenado que tener un Renault de veinte años, con miles de kilómetros en su haber. En mi caso es como si tuviera un coche muy viejo, muy viejo, que ya no se puede usar.
Lo bueno de tener coche es que no tienes que andar. Y no como yo, pobre peatón, que tengo que ir siempre andando de un sitio a otro, haga frío o calor. Lo peor es cuando llueve, porque tengo los zapatos rotos de tanto andar, y cuando piso los charcos se me mojan los calcetines y los pies, y ando siempre resfriado.
Con un coche puedes viajar, ir de vacaciones, conocer sitios bonitos. Yo no puedo. Tampoco tengo dinero para ir en tren o en autobús. Si tuviera dinero, me compraría un coche.
Tampoco tengo amigos que me lleven en su coche. Los que tienen coche no quieren ser amigos de los que no lo tenemos, porque se piensan que sólo los queremos para que nos lleven en su coche.
Tampoco tengo trabajo, porque ahora para todos los trabajos te exigen que tengas coche. Y como no trabajo, no gano dinero para comprarme uno.
Tampoco tengo novia. Las chicas sólo quieren salir con los que tienen trabajo y un futuro, y un coche para que las lleven a sitios bonitos y las besen en el coche y las dejen de vuelta en casa sin peligro por la noche.
¿No habrá un alma caritativa que tenga un coche de sobra, aunque sea viejo, y que quiera regalármelo, por favor?
Porque si sigo sin coche no sé qué voy a hacer. No podré trabajar, ni casarme, ni tener hijos. Seguiré solo y así me moriré. Porque hoy día no se puede vivir sin coche.

miércoles, 5 de noviembre de 2008

18. Discriminación

Desde la pasada semana se vienen celebrando, en la sede de la Asociación de Mujeres Feministas de Guadalajara, las primeras Jornadas de Debate Sobre Sexismo en el Lenguaje.
En la tarde de ayer, entre otras, se produjo la esperada intervención de la filósofa Eugenia Torralba, catedrática de Ética de la Conducta en la Universidad de Caracas. Su conferencia, titulada Personas Públicas: machismo en el diccionario, desató la pasión de las asistentas, que aplaudieron largamente a la pensadora venezolana.
Por su concisión y contundencia, merece la pena que reproduzcamos las palabras finales:
«Compañeras, ¿hasta cuándo vamos a seguir permitiendo que nuestras hijas tengan que utilizar, para resolver sus dudas lingüísticas, esos inventarios de despropósitos, esos instrumentos de la Discriminación? ¿Hasta cuándo vamos a seguir consintiendo que, por culpa de unos académicos caducos, ineptos y falocráticos, se siga murmurando de toda mujer que ocupa una responsabilidad representativa si ha hecho esta cosa o la otra para conseguirla? ¿Y que, mientras tanto, del hombre que interviene públicamente en los negocios políticos, a nadie se le ocurra pensar que concede sus favores por dinero?».

19. El parado

Me echaron del trabajo y luego me desahuciaron por no pagar el alquiler. Por eso vivo en este sofá cama, noche y día. Me encuentro demasiado deprimido para levantarme y buscar trabajo. Sé de sobra que no conseguiría nada. Ni siquiera tengo fuerzas para ir a un médico que me cure esta depresión. Y tampoco tendría dinero para pagarle, al médico.
Si no hubiera sido por Maggie me habría muerto tirado en la calle, de frío y de hambre, sin poder hacer nada por evitarlo. Porque no valgo para robar. Si lo hubiera intentado me habrían cogido, y yo en la cárcel, desde luego, no habría durado dos días. Si no llega a ser por Maggie, ahora mismo ya sería uno más en la fosa común. Como Mozart.
Todavía no me explico por qué me recogió y me trajo a su casa, si apenas nos conocíamos. La pobre trabaja todo el día en la fábrica, y luego tiene que limpiar la casa y cocinar para los dos, aunque la verdad es que yo como muy poco. Muchas veces pienso cómo me gustaría poder ayudarla, pero sé que soy un inútil, y tengo que resignarme a seguir siendo un parásito, y me paso los días aquí tumbado, viendo la televisión. Eso es todo lo que hago, ver la televisión. Y cavilar mucho, sin sacar nada en claro, adormilado como estoy, porque de noche no duermo y de día tengo sueño. A veces he intentado leer algo, pero ya no consigo concentrarme como antes. Aquí tumbado todo el día, sucio, maloliente, lleno de llagas, hecho un asco. No sirvo para nada y ya no seré nunca otra cosa que una carga para Maggie, la pobre, que no sé cómo lo soporta.
Llevamos mucho tiempo así, y ella está ya muy cansada, pero preferiría morirse antes que abandonarme. Me trae la comida, intenta animarme, hablar conmigo, pero yo no tengo nada que decirle. Los días que no trabaja, trae una palangana con agua y jabón y una navaja, y me afeita, no sé para qué, pero insiste y me afeita. Me pregunta si quiero ver el periódico, pero ya con la televisión tengo bastante información, ya sé cómo van las cosas por ahí afuera. También me pregunta sí quiero alguna comida especial, pero no tengo ganas ni de comer, todo me sabe igual. Y al final nos quedamos en silencio, mirándonos.
Ella no sale nunca a pasear, ni al cine. No me ha dicho nada, pero yo sé que se ha ido quedando sin amigos por mi culpa. No puede recibir visitas, teniéndome a mí acostado en medio de la salita. Con quién va a relacionarse viviendo con un tipo como yo. Si hasta los vecinos deben andar murmurando que si está loca.
Yo la miro. Veo sus ojeras y cómo está de pálida y de delgada, de tanto trabajar y de no divertirse nunca. Con lo joven que es todavía, y lo guapa. Si no me hubiera traído a su casa, podría haber encontrado un buen novio y a estas alturas ya estaría casada, tendría hijos y sería feliz.
Pero aquí está, conmigo, compartiendo esta pesadilla sin remedio y sin final, sin tener por qué. Me maldigo una y mil veces, pero eso no sirve de nada. Ella, en cambio, en todo este tiempo, ni una queja, ni una palabra de protesta. Sólo me cuida, intenta animarme. Pero ya se le van acabando los argumentos, igual que las fuerzas. Y cada vez pasamos más tiempo mirándonos en silencio.
Si esto sigue así, y sé que va a seguir, dentro de poco voy a tener que hacerlo. Aunque me horroriza, no hay otra solución. Un día, cuando Maggie venga a mi lado, con la palangana, a afeitarme, cuando esté descuidada, voy a tener que cogerla y cortarle el cuello con la navaja. Ésta no es vida para ella. No voy a dejar que se vaya agotando día a día. Luego no sé si tendré valor para hacer lo propio conmigo o si tendré que quedarme aquí echado, sin moverme, y esperar a que me llegue la muerte.

20. Estilos de mujer IV

Una concepción completamente diferente. Lauren: el más personal de los perfumes, pone el toque definitivo. Máscara y barra de labios de Helena Rubinstein, lo último en sombras de ojos de Lancome, laca de uñas de L'Oreal y Cacharel, un Fond de Teint de Biotherm: he elegido en el terreno del colorido. Con Rénergie de Lancome: una piel en plena forma. Con Bioregard: unos ojos sin arrugas. Y con el nuevo anticelulítico de Jeanue Piaubert: un cuerpo bien moldeado. Mis cosméticos están muy bien escogidos. «Más es menos» es mi filosofía. Prescindiendo de todo lo que resulta superfluo, mi lema es la simplicidad controlada. Con mucha personalidad, auténtica y equilibrada, soy una mujer que se impone a su entorno. No renuncio a la comodidad del sport elegante. Soy chic natural.


21. El anacoreta

Este desierto es de verdad la cosa mejor del mundo, y vivir aquí es ciertamente maravilloso. Porque, como sucede en todo desierto que se precie, no hay ni una gota de agua, y por tanto nunca le entra a uno sed. Tampoco hay comida, claro, y por eso nunca se siente hambre. No se ve dinero por ninguna parte, no hay bancos, ni tiendas con productos para comprar, así que tampoco se producen los pobres correspondientes. No hay casas, por lo que puedes vivir al aire libre, tan ricamente. Ninguna autopista que haga necesarios los automóviles. No ocurren accidentes. Nunca hubo médico que curase enfermedades inexistentes. Por la noche, aunque baja mucho la temperatura, nadie lo nota, ya que no tenemos termómetros aquí. Yo, como no tengo mantas para abrigarme, nunca siento frío, ni el terrible calor del día me afecta, pues carezco de aire acondicionado. Afortunadamente, tampoco pasan mujeres que despierten instintos deshonestos. Me aburriría mucho leer, ahora que no tengo libros. Y no soporto la música sin tocadiscos. Nunca me invade el tedio, porque aquí no hay nada con que distraerse. Ni la nostalgia me invade, ni vivo de recuerdos. Y que nadie crea que me siento solo. Aquí no hay nadie.

22. Mitologías

La historia sigue empeñada en demostrar la falsedad de las mitologías clásicas.
Un buen ejemplo lo tenemos en el mito de la hija de Agenor. Según las últimas noticias, parece ser que la moza no dispone de aquellas prendas que decían: por lo visto, le falta la mano izquierda, aunque se las arregla muy bien con la derecha. Y no tiene más que un ojo, como el Polifemo, en mitad de la frente, que sólo le sirve para mirar a poniente.
Si lo hubiera sabido el tipo que se disfrazó de toro para intentar beneficiársela.
Encima ella, la embaucadora, se deja querer y lo azuza: coloca guirnaldas en su frente, ofrécele hierbas floridas, acaricia dulcemente con su blanca mano su cuello. Y al fin se atreve a sentarse sobre sus espaldas.
Sí, se casaron. ¿Pero quién raptó a quién?
La tía sigue mirando a poniente. Algunos sospechan que de ahí venga el significado actual de la palabra: que no quería quitárselos a ese buey que hace poco tanta admiración le causaba, por su porte atractivo, su gracia y su tierno mugido. Que no quería quitárselos: por eso sigue mirando a poniente.
El tipo, del que ya se sabe que no es ni Júpiter ni nada, tampoco parece que piense en el divorcio. Como es católico. Y tal como se le ve de cansino, arrastrando las patas por el polvo del camino, si sigue así, del toro no va a quedar ni la piel.

23. Porvenires

Vengo de llevar la leche al casino. Allí estaban algunos que se fueron del pueblo, que ahora vienen por las fiestas. Estaba el hijo de Don Miguel el boticario, que tiene una farmacia en la capital y su hijo estudia la carrera para hacerse cargo cuando él se retire. Estaba el hijo de don Antonio el maestro, que es catedrático de la universidad y su hijo le sigue los pasos. Estaba el hijo de Don Anselmo el dueño del olivar grande y del molino de aceite, que es consejero y accionista de bancos y tiene un hijo diputado progresista. Y también estaba el hijo de María, la Beata, que llegó a obispo.
Ahora vengo de la taberna, de llevar la leche. Allí me he encontrado con el Julián. A su padre se lo llevó la guerra, como al mío. Nos hemos tomado unos vinos. Me ha contado que sigue trabajando en la fábrica, que le queda poco para jubilarse. Le he preguntado por su familia. Sus hijos se casaron y también siguen trabajando en la fábrica. Su mujer, dice que está tan contenta porque cuando el Julián se jubile se vienen los dos a vivir al pueblo.

24. Liberación femenina

Está visto y comprobado, hoy por hoy se puede decir que la liberación femenina es un hecho. Algunos piensan que las hembras han llevado siempre los pantalones, y no les faltan razones. Pero es que, además, hay ya muchas mujeres independientes, que desarrollan una actividad económica para mantener a su familia, mientras que muchos hombres no hacen nada en la vida.
Y es un hecho constatable incluso en pequeñas ciudades, provincianas y tradicionales, como la mía.
Sin ir más lejos, ahí mismo, en la Plaza de Colón, hace un rato: qué asco daba ver a esos tres vagabundos harapientos, seguramente borrachos, todavía en edad de trabajar, tirados sobre la blanda hierba sin hacer nada en la vida.
Sin embargo, tenemos también muy cerca la otra cara de la moneda: al pasar, hace sólo una hora, por la calle Toro, atestada de paseantes y turistas, qué gusto daba ver a aquellas tres mujeres independientes, dos jóvenes y una ya entrada en años, desarrollando una actividad económica para mantener a su familia, arrodilladas en el duro suelo con una mano extendida.

25. La esquina del mercado.

- Me compra una poesía, por favor, me compra una poesía.

Suplicaba el viejo del abrigo, en la esquina del mercado.

La gente pasaba deprisa. Muy pocos le compraban y muchos se reían.

Mi madre dice que le daba mucha pena y casi siempre le cogía alguna. El hombre sólo pedía por ellas la voluntad. No sé si mi madre las leía en la cola de la carnicería, o en el autobús, o si las tiraba enseguida en alguna papelera. El caso es que nunca trajo a casa ninguna.

El viejo del abrigo se murió el invierno pasado. Hace poco alguien ha publicado una antología de sus poesías.

Si pasáis por el mercado, veréis la esquina vacía.

26. Los maestros del arte contemporáneo II

La única idea de vender hizo desplazar a Cirila y su fiel asno Bonifacio a la plaza del pueblo con su cargamento de melones. Con extraños precios y extraña suerte, la vigorosa aldeana logró vender rápido su mercancía. Las operaciones se desarrollaron así:

Al primer cliente le vendió la mitad de sus melones y medio melón más: «Me gusta el T. matérico pero éste que selecciono es un T. no matérico es absolutamente lírico más próximo a T.B. ese lirismo que consigue en un espacio plano es lo que hace que este cuadro me guste muchísimo.»

Al segundo le vendió la mitad de los restantes y medio melón más: «A. S. me parece un pintor muy importante de finales de los cincuenta y principios de los sesenta en el panorama español para mí su mejor obra es el retrato de B.B. es un cuadro espléndido me parece una magnífica versión española del expresionismo abstracto norteamericano no deja de ser hijo directísimo de K. de K. y de P.»

Este mismo tipo de operación fue efectuado con los clientes que ocuparon los puestos tres: «O. es el padre de la escultura vasca siempre me ha impresionado su capacidad de hacer ver enorme una escultura de pequeñas dimensiones y eso me parece muy importante ese dominio que tiene del espacio de la forma y el volumen me gusta especialmente en sus hierros me interesa esa sensación de dinamismo y al mismo tiempo de contención me parece muy sintomático de la personalidad de O.»

cuatro: «Me parece muy difícil seleccionar una obra de P. casi imposible soy una gran entusiasta de todos sus momentos y de él como personaje me fascina su capacidad de absorber todo y convertirlo en un P. también su capacidad de transmitir su estado de ánimo como cuando retrata a D.N. o M.T.V. en donde se le nota como dirían los franceses “esponjado”.»

y cinco (siempre la mitad de los restantes y medio melón más): «J.G. me parece un pintor espléndido no tan innovador o importante como otros he seleccionado un cuadro que estuvo expuesto en la galería T. delante del cual tengo una fotografía hecha con su hijo me parece sensacional de color y de composición es quizá de lo menos sobrio que tiene no es muy representativo era un personaje hermético en su pintura.»

La visita de un sexto y último comprador dejó sin fruta a Cirila. Lógicamente éste hizo lo mismo que los anteriores: La mitad de los melones que quedaban y medio melón más: «Un artista que junto a T. me parece lo mejor que ha habido en España a partir de la guerra civil es M. aparte de que sus cuadros me parecen magníficos formalmente y estéticamente tiene además una potencia y un desgarramiento que siempre me ha producido una gran emoción me gusta todo M. desde sus inicios basta su muerte en 1972 creo que si no hubiera muerto sería el más grande pintor son cuadros que se mantienen absolutamente vivos el momento con el que yo me siento más identificada con N. son los años veinte por su capacidad de evocación poética en la forma de trabajar los azules el elegido no es en absoluto el mejor pero a mí siempre me ha gustado muchísimo lo vi por primera vez cuando tenía dieciséis o diecisiete años y lo recuerdo con un gran sentimentalismo dice así: “Este es el color de mis sueños”.»

Después de esto resultó que los seis compradores tenían todos los melones enteros y Cirila no tenía ninguno. ¿Con cuántos melones cargó Bonifacio en su viaje a la plaza?

27. En el estanque

Me desperté muy temprano la otra mañana y recuerdo que miré por la ventana y vi que era una mañana luminosa de veras, así que decidí levantarme de la cama y salir y acercarme hasta el estanque. Un poco de sol y de aire me sentaría bien, que después de todo la vida no es sólo quedarse en casa, dormir, comer, fumar cigarrillos, leer libros. No, están también el sol y el aire.
En el estanque se está bien: corre la brisa y se puede pescar, por eso decidí acercarme hasta el estanque, tomar un poco el sol y el aire y pescar.
Me levanté de la cama, preparé la caña, engrasé bien el carrete y coloqué los aparejos en la bolsa y puse también un impermeable. Salí de casa y dejé abierta la puerta para que saliera el humo de los últimos días. Bajé por las escaleras hasta el sendero que lleva de mi casa al estanque. Respiré hondo y miré al cielo y vi que no había ni una sola nube. Encendí un cigarrillo y eché a andar, con la caña al hombro, y comencé a cantar con voz clara:

Ay de mí, Linda Mary

Linda Mary, ay de mí.

La vida es dura y tú tan lejos,

Linda Mary, ay de mí.


El estanque queda cerca, y justo había terminado la canción y el cigarrillo cuando llegué al estanque. No es un estanque muy grande, es redondo y tiene como diez metros de diámetro. Aunque es tan pequeño, abunda la pesca en él, tanto, que no hay pescador que no pesque algo, siempre que aguante con paciencia los diez primeros minutos, esos son los peores. Y siempre que se trate de una mañana luminosa, en las mañanas grises no se pesca nada, y tampoco por la tarde, aunque sea una tarde luminosa. Tampoco se pesca si el pescador tiene encendida una radio, o canta o silba mientras intenta pescar, o hace más ruido del necesario para lanzar el anzuelo o recoger el hilo haciendo girar el carrete. Pero si se cumplen estas condiciones, que son como unas reglas necesarias para pescar y que todos los pescadores conocen, la pesca es siempre abundante. Siempre que se cumplan las reglas.
Yo siempre cumplo las reglas, por eso pesco tanto siempre, y además hago caso de la tradición. Esta tradición es muy vieja, y si la respetas la pesca es aún más abundante. Lo que hay que hacer es muy sencillo, cuando llegas al estanque comienzas a dar vueltas a su alrededor, muy despacio y mirando atentamente al agua, hasta que veas asomar la cabeza al primer pez, cosa que nunca tarda mucho en suceder porque hay muchos peces en el estanque y además suelen asomarse frecuentemente a la superficie. Entonces, en ese lugar desde el que has visto el primer pez, en ese lugar detente, y desde ese lugar echa la caña y ya no cambies de lugar en toda la mañana. Esto es lo que dice la tradición y yo siempre hago caso de esto que dice, y así a veces he pescado hasta setecientos peces, que es el mayor número de peces que se ha pescado en el estanque.
Sucede que el estanque es muy frecuentado por los vecinos y uno casi nunca pesca solo, casi siempre hay que compartir el estanque con otros vecinos, pero esto no está mal, porque todos saben que en el estanque hay pesca para todos y todos los que van allí van a pescar y esto es una suerte porque nunca van curiosos a observar cómo pescan los demás. Todos los vecinos que van al estanque van allí a pescar.
Aquella mañana llegué al estanque el primero porque era muy temprano y todavía no había ningún vecino pescando. Pero nada más había pescado cuatro peces cuando llegaron dos vecinos con sus cañas al hombro. Llegaron casi a la vez, cada uno por el sendero que lleva desde su casa al estanque. Me saludaron casi a la vez, moviendo la mano, y yo les respondí de la misma manera. Comenzaron a dar vueltas alrededor del estanque, como aconseja la tradición. El primero que había llegado tardó muy poco en ver a su pez y se colocó en su sitio, casi frente a mí y echó la caña. El segundo tardó un poco más en ver a su pez. Cuando lo vio se colocó en su sitio y quedó a mi derecha y echó la caña.
Y así estuvimos los tres un buen rato, pescando, felicitándonos unos a otros con una sonrisa o inclinando la cabeza cada vez que el pez capturado destacaba por su tamaño. Luego llegaron más vecinos, de uno en uno, hasta doce vecinos, y había pesca para todos, una buena pesca.
Pero a media mañana el cielo comenzó a nublarse, el día se puso gris y cayeron las primeras gotas de lluvia. Todos los vecinos nos pusimos los impermeables que habíamos llevado. Los impermeables crujían, pero sabíamos que daba lo mismo, que no importaba que hiciéramos ruido porque ya no íbamos a pescar más. Algunos vecinos empezaron a cantar y otros encendieron sus radios portátiles.
Cuando todos los demás estaban todavía recogiendo su pesca abundante para volver cada uno a su casa, yo ya había tomado el sendero que lleva de vuelta a la mía, porque yo no tengo que recoger mi pesca y cargar con ella, tengo la costumbre de devolver los peces que he pescado al estanque. Encendí un cigarrillo y eché a andar con la caña al hombro y comencé a cantar con mi voz elegante:

Ay de mí, Linda Mary

Linda Mary, ay de mí.

La vida es dura y tú tan lejos,

Linda Mary, ay de mí.

28. Otoño en la ciudad

Son muchas las que despiden con autores de la casa. Lo que cabría considerar manera fácil de cubrir, cumple una función. Se trata del esfuerzo por volver, por reafirmar, por mantener hasta la próxima. El valor, la intención podría traducirse en «seguiremos juntos pase lo que pase; en honor a nosotros mismos». Declaran: «Hay un lado narcisista, qué más da. Si a uno mismo el arte le sirve, estupendo».
¿Algo más? Difícil. Gestos rápidos, saludos fugaces, anécdotas. Verse, recordar, un regalo. Eligen tonalidades, se formulan «¿Qué hacer?». Se dan una vuelta, se detienen bajo la luz. Junto a la puerta, enseñan sus fotografías. «Entre todos, se resuelven los problemas», rezan. Al fondo, concentran su mirada en los colores más elegantes, finos y puros.
Otros cuatro completan la decena para refrendar el pacto silencioso: el otoño en la ciudad.

29. Plan de estudios

En la madrugada sola un tipo estudia fatigosamente. Tema. Nuevos modelos narrativos a partir de 1940 en España. Fin. Cierra el libro, tapas gastadas. Descanso urgente. Se levanta como puede. La cocina silenciosa. Calienta el café que ya estaba en la cazuela. Friega una taza blanca. Se sirve. Humea el café en la porcelana. Enciende la radio. Programa: Pide una canción. Suena una guitarra. Grabado en directo: cuando el cantor canta un eco o un coro lo acompaña. Mientras se bebe el café, al tipo los ojos se le llenan de lágrimas. Un poco de líquido que se derrama. Ahora viene el estribillo. El cantor se calla. Suena en primer plano la guitarra. Jóvenes gargantas. Casi un sollozo, casi se le cae la taza. Se rehace y mira por la ventana. La música se acaba. Como si no hubiera pasado nada.
Un tipo que llora cuando la multitud canta estudia en la madrugada.

30. Estilos de mujer III

Mis aliados extra son un exfoliante de cuerpo de Phas y Teint de Soleil de Vichy. Rojo de labios de Vichy, lo más atrevido, y laca de uñas semitransparente de Lancome, colorete muy suave Cacharel, polvos de color L'Oreal. Eau de Lancome: en todas mis citas me acompañará, suave y ligera, un agua de colonia. De rápida aplicación, asequibles, los productos fáciles son mis aliados. Sé que es fundamental empezar cuanto antes. He decidido estar al día en cuanto a cosmética y cuidarme desde muy temprano. Con tendencia a la naturalidad, debo crear mi estilo poco a poco. Al maquillarme, quiero aparentar ser mayor pero no me quiero sentir como una máscara. Allí donde el físico es muy importante comienza mi afirmación como mujer. Modo de vida y espíritu joven cien por cien. Soy extrovertida, alegre y desenfadada. Soy muy joven.


32. Jabés

A la Revolución, nos habría gustado dedicarle una historia hace quince años. Hoy, mejor que a ella misma, dedicamos la historia a la cándida idea que de ella teníamos hace quince años. La historia de una humilde planta que, buscando a un Jabés inexistente, encontramos un día en la Enciclopedia Universal:
Jabillo: árbol de la familia de las euforbiáceas (Hura crepitans), cuyo fruto, en forma de calabaza achatada, encierra unas semillas que parecen habas de color negro; cuando el fruto está completamente seco, estalla con fragor, y las semillas son arrojadas a gran distancia. Medra solo en América tropical.

33. R. N. C.

Los egipcios dejaron al mundo, como testimonio imperecedero de su grandeza histórica, las Pirámides de Egipto. Los chinos la Muralla China. Y Felipe Segundo el Escorial.
Nosotros dejaremos a nuestros herederos, como testimonio de la nuestra, la Red Nacional de Carreteras. Principalmente las autovías y las autopistas, que hasta hace poco no existían.
Esa red de cintas de negro asfalto que recorre en todas direcciones nuestra piel de toro, poro por poro. Red que, lejos de aprisionar, libera, pues permite la libre expresión del movimiento, fundamento de la dinámica social.
Digna es de admiración y elogios, como símbolo del espíritu del hombre moderno, la magna obra de la ingeniería que fructificó así. Cuántas horas de trabajo hubo que emplear. Cuántos esfuerzos intelectuales en el diseño, cuántos corporales en la ejecución, fueron necesarios para dar a luz tantos túneles que horadan montañas, tantos puentes que cruzan tantos ríos y pantanos, sosteniendo esos caminos de futuro que nos permiten desafiar al tiempo.
Y si al valor testimonial y simbólico sumamos el provecho que podemos extraer nosotros mismos, ahora, para qué queremos más. Porque carretera es sinónimo de comunicación, de actividad, de industria, de desarrollo. En fin, de progreso.
Sí, señores: gracias a las autopistas y a las autovías, hoy se puede viajar de Sevilla a París sin atravesar un solo pueblo, sin tener que detenerse delante de un semáforo o de un stop o de un ceda el paso. Por supuesto se puede, y se debe, descansar en alguna de nuestras maravillosas áreas de descanso, situadas en parajes privilegiados, y contemplar paisajes encantadores. Dotadas con todo lujo de instalaciones, casi nos obligan a parar.
Sí, señores: es obligado admirarse y elogiar esta obra sin par. Y justo, y necesario, dar gracias a quienes han erigido, sólo por nuestro bien, la Red Nacional de Carreteras. El que tenga coche, que las recorra sin cesar.

34. La policía y los bomberos

Censurado.

35. El filósofo

18 de octubre de 1955, muere Ortega. El director de la Revista de Filosofía telefonea al joven catedrático y le encarga un panegírico. El joven catedrático acepta y escribe el panegírico, que incluye unas páginas analíticas sobre la obra del insigne pensador. Poco tiempo después recibe una nota en la que el director expresa su satisfacción por la calidad del trabajo. Adjunto, un generoso talón bancario.

26 de mayo de 1976, muere Heidegger. El director de la Revista de Filosofía telefonea al catedrático y le encarga un panegírico. El catedrático duda, porque está muy ocupado, pero recuerda el generoso talón de 1955 y acepta. Recuerda también la excelente acogida que tuvo su artículo en los círculos académicos. Busca en su archivo, y encuentra el original. Lo relee. Convenientemente actualizado, podría valer. Manos a la obra. La parte panegírica no hay que tocarla siquiera: dos eminentes pensadores que han compartido siglo, susceptibles de ser llorados en los mismos términos. En cuanto a las páginas analíticas, son precisos algunos retoques: cambiar algunos títulos, algunos conceptos. Donde pone razón vital poner ethos; donde pone masas poner destino. En el párrafo final, sustituir «el más europeo de los pensadores españoles» por «el más español de los pensadores europeos». Y ya está. Poco tiempo después recibe una nota en la que el director expresa su complacencia por la categoría del trabajo. Adjunto, otro generoso talón bancario.

15 de abril de 1980, muere Sartre. El director de la Revista de Filosofía telefonea al catedrático y le encarga un panegírico. El catedrático duda, porque está muy ocupado, pero recuerda el generoso talón de 1976 y acepta. Recuerda también la excelente acogida que tuvo su artículo en los círculos académicos. Rebusca en su archivo, y encuentra el original. Lo relee. Convenientemente actualizado, podría valer. Manos a la obra. La parte panegírica no hay que tocarla siquiera: tres eminentes pensadores que han compartido siglo: susceptibles de ser llorados en los mismos términos. En cuanto a las páginas analíticas, son precisos algunos retoques: cambiar algunos títulos, algunos conceptos. Donde pone ethos poner contingencia; donde pone destino poner náusea. En el párrafo final, sustituir «el más español» por «el más universal». Y ya está. Poco tiempo después recibe una nota en la que el director expresa su contento por la índole del trabajo. Adjunto, otro generoso talón bancario. Y un nuevo cero en la ya larga cifra.

36. Más mitologías

Ayer a mediodía, cuando yo subía por el camino que baja hasta el río, se cruzó conmigo una ninfa que ligera corría. Tras ella venía un fornido sátiro que la perseguía, danzando a grandes saltos, tocando su flauta despreocupado.
- Es cierto - me dije - que la ninfa le lleva una grande ventaja. Pero, ¿qué pasará cuando lleguen al río?
Como soy muy curioso, me senté sobre la verde hierba en actitud de espera. Al cabo de un rato, ni corto ni largo, corriendo ligera, la ninfa volvió, pasó junto a mí y de mí se alejó. Más tuve que esperar el regreso del sátiro, que tornaba cansino, arrastrando las patas por el polvo del camino. Encorvado de espaldas, envejecido, ajado, un poco moribundo y un mucho desanimado, se sentó a mi lado.
- Oh, pobre sátiro - le dije -. ¿Acaso no la alcanzaste?
Y muy colorado, de tan avergonzado, me contestó:
- Oh, sí. Sí que la alcancé.
No dijo más, se levantó y se fue.

37. Inquisiciones

Uno de los capítulos más bochornosos de toda la deleznable historia de la tristemente famosa Inquisición Española tuvo lugar en la Capilla de Santa María Sopra Minerva, de Roma, el 13 de septiembre de 1687, cuando un tribunal del Santo Oficio, tras un prolongado proceso de dos años, hizo abjurar al teólogo aragonés Miguel de Molinos (1628-1696) de su doctrina (seguramente para conseguirlo recurrieron a terribles torturas, vejaciones y crueldades de todo tipo) y le condenó a vivir en reclusión por el resto de su vida. Pero qué gentuza más execrable esos jesuitas. A ver, a mí que me digan ¿a quién le podía haber hecho daño un teórico del quietismo?

38. Paco Peco.

En el café de Chiquitas le dijo Paquito a su abuelo: «Seré más cobarde que tú, pero igualitito de marrano y de trolero.».
Y el abuelo sonreía contemplando a su heredero.

En el café de Chiquitas les dijo Paquito a sus hermanos: «También ustedes, mis cuates: rebién cobardes, rebién troleros y rebién marranos.».
Y el abuelo consentía, con las cartas en las manos: «Lo dejo todo liado y rebién liado.».

En el café de Chiquitas miró Paquito el calendario: «Este toro lo despellejo yo solito en cuatro años.».
Y el abuelo daba gracias: «Virgencita, qué nietecito más plantado.».

Cuatro años más tarde, con todo el mundo en el café, llegó Paco y enseñó la capa que se había hecho de la piel. Si os fijáis en las farolas, lo veréis en el cartel.

Y el abuelo bigotudo, bajo la losa de mármol: «Ándale, que de esa capa te haga mi sastre un sayo. Que ya se pasó la invernada, que ahorita viene el verano.».

39. Buenos y malos

Las bases para que una explosión nos quite de en medio a todos, ya las están poniendo. Pero ellos quieren salvarse y no aprietan el botón todavía. Las ondas destructivas aún no distinguen, la explosión borraría hasta el mapa. Andan investigando a ver si las dotan de cierta inteligencia, controlada, para que nos eliminen sólo a nosotros, y no a ellos. Pero nosotros, en el fondo, somos más listos, no nos hace falta investigar. Sabemos que la mejor estrategia consiste en borrar algunas diferencias superficiales. Tratar de parecernos un poco desde lejos. Con eso es suficiente. Sabemos que, por mucho que las doten, esas ondas no van a dejar de ser, en el fondo, bastante torpes.
¿O no?
Esa duda de si serán capaces de profundizar, ellos y sus ondas, nos corroe. Por eso, temerosos, nos damos de vez en cuando una vuelta por la base más cercana. Miramos desde fuera el inmenso edificio de hormigón gris. Y la alambrada electrificada que lo rodea. Sobornamos a los guardias. Entramos y nos dirigimos a un departamento determinado. Porque seguro que conocemos a alguien que trabaja dentro, ya sea un ingeniero o un simple obrero. Lo encontramos y le saludamos. Lo llevamos a un rincón discreto y le preguntamos:
- ¿Qué tal las ondas?
- Bien, gracias.
- ¿Igual que siempre o mejor?
Y su respuesta depende de la confianza que le merezcamos. Si es uno de nosotros nos dirá la verdad. Sí es uno de ellos, mentirá, porque quiere salvarse cuando estalle la explosión.
A veces lo conocemos bien, sabemos que sólo trabaja dentro por dinero, y que se justifica haciendo de espía, y nos dice la verdad. O sabemos que sólo quiere salvarse, y lo que dice es mentira, y da igual, porque entonces creemos lo contrario.
Pero a veces no lo conocemos demasiado bien al tipo y, cuando salimos de la base, nos quedamos con la duda.
En ese caso, nosotros, precavidos, seguimos borrando diferencias. No sea que cualquier día nos quiten de en medio con unas ondas más mejoradas de lo que pensamos.

40. Estilos de mujer II


Lápiz de ojos violáceo de Lancome. Colorete, barras de labios y laca de uñas de Cacharel. Máscara y Fond de Teint fluido e hidratante de Phas. Una crema de cuerpo de Lou Lou y una crema antiarrugas de Sinfoir: siempre es mejor prevenir. Gloria Vanderbilt: esta vez con atomizador, ligera y floral, mi fragancia preferida. Mil cosas a la vez puedo llevar en un gran canasto o bolsa de paja. Mis elementos indispensables giran alrededor de estos tonos: beiges, violáceos, rosas: toda la gama de los pasteles son mis colores favoritos. La vida al aire libre y la lectura me apasiona. Soy un poco tímida, natural y soñadora. Soy romántica.



41. Sueños

Oigo por la radio se cumplen diez años de la lotería primitiva en estos años hemos repartido nueve premios de más de mil millones y más de quinientos de más de cien millones esta semana un acertante de primera categoría podría llegar a cobrar más de ochocientos millones por qué no yo me voy a la cama sueño seis ocho trece catorce veintiséis cuarenta por la mañana voy al quiosco los tacho en el boleto lo sello espero el día del sorteo seis ocho trece catorce veintiséis cuarenta millonario millonario cago en diez olvidé despertarme.

42. Y Huatpochinco no se ve ni a lo lejos


Menos mal, hemos tenido suerte. Ha sido una gran suerte descubrir el cartel. Porque tal como está, tirado en la cuneta, quizá por culpa de alguna tormenta de hace no sé cuántos años, y medio tapado por los yerbajos, lo más fácil habría sido que pasáramos de largo, sin verlo. Pero lo hemos visto, qué alivio, y lo pone muy clarito, que aunque las letras están un poco borrosas, los números son bien visibles: sólo nos faltan trece millas para llegar a Huatpochinco.
Tiempo era. A mi caballo buena falta le hacía un poco de descanso y también un pesebre rebosante de forraje fresquito. Con lo bien que se ha portado, el pobre, ni un relincho de protesta en todo este tiempo, al galope todo el día, sin probar más que el pasto medio seco de estas praderas amarillentas. Y a mí, para qué decir cómo me sentaría un baño calentito y un buen afeitado. Y una comida casera. Y dormir catorce horas seguidas en una cama con colchón de plumas. Qué quince días llevo desde que dejé el último pueblo, comiendo conservas y durmiendo al raso en el duro suelo, sin más abrigo que una triste manta vieja, sin afeitar, cabalgando todo el día. Y cualquiera se baña en estos ríos de agua helada en pleno mes de febrero.
Y es que he llevado una vida dura estos dieciséis años, desde que tuve que matar en defensa propia al Sheriff de Chirihuaco, qué duelo aquél. Huyendo, huyendo, siempre huyendo. Y pensar que yo no era más que un crío, diecisiete años tenía, cuando me vi obligado a hacerlo.
Es por eso que aparento el doble de la edad que tengo. Qué mujer va a fijarse en mí si no le pago, con esta pinta de cow-boy viejo y sucio como mi caballo, sin nada que ofrecer, sin nada de nada. Me acuerdo ahora de la hija de aquel granjero que nos hospedó unos cuantos días y fue tan bueno con nosotros. Mary se llamaba, qué bien cocinaba, y no tendría más de dieciocho años, pero qué ojos negros. Creo que fue la última mujer que me sonrió, y hace tanto...
Bueno, dejemos ahora los pensamientos tristes y los recuerdos, que ya falta poco para llegar a Huatpochinco. Por cierto, qué raro, en el cartel ponía que sólo nos faltaban diecinueve millas para llegar a Huatpochinco, y el cuentamillas de mi caballo indica que ya hemos recorrido más de veinte millas desde que encontramos el cartel. Y Huatpochinco no se ve ni a lo lejos. Qué raro. Tal vez la tormenta fue un verdadero huracán y arrastró el cartel unas cuantas millas. Eso debió ser. De todas formas, Huatpochinco debe estar muy cerca de aquí.

43. El confeso

el confeso

Quiero confesar públicamente (y por escrito, para que quede constancia para la posteridad) un vicio que tengo, que he tenido desde siempre y que seguiré teniendo, me temo, porque a mi edad es ya casi imposible erradicarlo. Es un vicio muy feo y muy condenable y que esclaviza a las personas y las convierte en seres ruines y despreciables. Sé que otros muchos lo tienen y no se atreven a confesarlo. Pero el hecho de ser común no lo hace menos horrible, menos imperdonable. No es precisamente el perdón de nadie lo que busco ahora, al declararlo. Sin más dilación: miento.

y el inconfeso

Yo no quiero confesar públicamente (y no me importa dejar constancia escrita de ello, porque la posteridad me trae sin cuidado) un vicio que no tengo, que nunca he tenido y que probablemente nunca tendré, porque a mi edad, si uno no ha adquirido un vicio, ya es muy difícil que lo vaya a adquirir. Es, desde luego, un vicio feo, pero no creo que haga merecedor al que lo tiene de condenación eterna. No creo tampoco que llegue a esclavizar por completo a las personas que lo padecen, ni que sean éstas merecedoras de calificativos ruines o despreciables. Otros muchos están tan libres de él como yo, y aquéllos que no lo están son más bien dignos de nuestra compasión. Bien haríamos en perdonarles. Y en cuanto a mí, no hace falta ningún perdón. Porque puedo declarar sin vacilación: yo no miento.

44. Más

Primero fue el derecho al voto. Luego la igualdad ante la ley. Más tarde el uso libre de los anticonceptivos y el aborto. Por fin, la gran conquista de las mujeres de nuestro tiempo: la incorporación al mercado laboral. Porque la plena emancipación femenina pasa por un empleo remunerado. Hay que insistir en esto: las mujeres siempre han trabajado, y mucho, en las labores domésticas y atendiendo al marido, al padre, al hijo o al hermano, sin recibir nada a cambio. Afortunadamente, hoy las cosas han cambiado.
Por cada mujer que trabaja fuera de su casa y recibe un salario, dos esclavas se han liberado: la esclava del hogar y la esclava del hombre. La esclava del hogar ha dejado de fregar cacharros, barrer los suelos, lavar ropa sucia; labores que no le permitían realizarse como persona. Ahora puede dar lo mejor de sí misma a la sociedad trabajando como secretaria, o teniendo su propia empresa, o siendo periodista, o incluso diputada. Tenemos hasta ministras, y es posible que dentro de poco alguna mujer llegue a dirigir el gobierno de la nación.
La esclava del hombre también ha abandonado tan triste condición. La mujer ya no tiene que soportar más vejaciones, porque dispone de independencia económica. Ya no es el hombre el único que lleva el dinero a casa. Y si es un borracho, o un adúltero, o un grosero, pues ahí te quedas, que te aguante tu madre, adiós muy buenas.
Sí, por cada mujer que trabaja fuera de su casa, dos esclavas se han liberado. O tres, porque casi siempre
, cuando una mujer se libera, se libera también una criada.

45. Terrenos pantanosos

Cómo nos gustaría, verdad Amelia, cómo nos gustaría que pudiera ser que se pudiera

- perfeccionar la capacidad de observación y comunicación,

- mejorar las posibilidades de comprender el comportamiento ajeno, así como el propio,

- desenvolver las capacidades de actuación y transformación del entorno, tanto el inmediato (clase escolar, grupos de amistades, familia) como la sociedad en su conjunto,

- potenciar la actitud reflexiva, analítica, crítica y deliberativa, tanto en la esfera subjetiva como en el campo de las relaciones sociales,

- facilitar la expresión individual al proponer una serie de modelos y géneros en los cuales poder verter creativamente la propia experiencia,

- desarrollar las capacidades del lenguaje, tanto oral como escrito, a través de la adquisición de hábitos de lectura y exposición. En cierto sentido, este objetivo subsume prácticamente todos los demás.

Pero todo esto, por lo visto, es imposible hacerlo en general. Y el cuerpo de quien intente hacerlo en particular puede aparecer cualquier día flotando en el pantano de La Minilla.

46. El ejecutivo

Como me amputaron una pierna, para poder seguir desarrollando mi actividad de ejecutivo tuve que comprarme una de plástico. El mismo cirujano me recomendó «Ortopedia para Ejecutivos», una modernísima y lujosa tienda del centro en la que podía encontrar los modelos más caros. Me compré la más cara de todas y resultó ser una maravilla: casi no suena y no se me nota nada al andar.
Es importante que nadie se entere, porque si se corre la voz podría perder un montón de clientes. Pocas personas se atreverían a pedir presupuestos o a aceptar proyectos de alguien que tiene una pierna de plástico.
Claro que no puedo ir a las piscinas ni jugar al tenis, pero es que yo nunca practicaría esos deportes tan horribles. Lo mío es el golf y a eso se juega siempre con pantalones largos.
Dirán ustedes que qué pasa con mi vida amorosa. Ese sí que podría haber sido un problema, pero yo lo resolví a la perfección. Desde luego, no podía mantener relaciones íntimas con ninguna mujer conocida o perteneciente a mi mismo círculo social. Las mujeres son indiscretas por naturaleza, uno no puede fiarse, enseguida se habría difundido par ahí el desagradable rumor, y adiós a mi carrera profesional. Así que lo que hago es irme a los extrarradios los sábados por la noche. Le coloco a mi coche placas de matrícula falsas y yo mismo me pongo barba postiza y gafas oscuras, porque como últimamente he aparecido tanto en la televisión toda precaución es poca.
En los extrarradios me resulta fácil conseguir alguna mujer. Porque voy elegantemente vestido y me hago notar: en los locales más caros solicito en voz alta bebidas de las mejores marcas, pago con billetes grandes o mejor con tarjetas de crédito, mi coche deportivo también ayuda lo suyo, etc. De este modo me abordan cada noche varias mujeres y puedo elegir la más atractiva.
Antes de subir a su apartamento les advierto de mi pierna de plástico. Pero esto nunca ha sido obstáculo. Es más, creo que a las mujeres les atrae la novedad, el morbo de la situación.
Por la mañana cojo mi coche y regreso a mi casa. Para mayor seguridad nunca estoy con la misma mujer dos veces. Y así sólo saben de mi secreto unas cuantas mujeres anónimas que nunca podrían relacionarme con mi nombre, porque el que les digo es falso.
De este modo resolví el problema amoroso sin poner en peligro mi carrera profesional. Y quiero que sirva mi testimonio para todos aquéllos que se hallen en mi misma situación: tener una pierna de plástico no es ningún obstáculo para triunfar en la vida.

47. Países


Un joven que está cansado de vivir en un país tan pequeño decide abandonarlo y se va a otro país un poco más grande. El país del joven se siente abandonado y decide seguirlo y se instala también en ese país un poco más grande. Después de un tiempo el joven se cansa del nuevo país y se va a otro más grande a donde lo sigue también el país anterior. Después de un tiempo el joven se cansa de ese país y de los siguientes y se traslada de un país a otro hasta que llega al país más grande a donde también lo sigue el país anterior que incluye todos los países anteriores. Entretanto la superficie que ocupaban los países abandonados van y la ocupan las olas del mar. Entretanto otros muchos jóvenes se han cansado y otros muchos países se sienten abandonados. Se produce una reacción en cadena y resulta que el país más grande se llena de jóvenes y de antiguos países que los siguen y se convierte en una isla porque todo el resto de la superficie lo ocupan las olas del mar. Aunque era un país muy grande con todo el peso de tanta gente y tantos países comienza a hundirse en el mar. Los muchachos que saben nadar nadan y los que no saben aprenden. Los países como no saben nadar ni pueden aprender se hunden en el mar y se ahogan y desaparecen todos para siempre.

Archivo del blog