Se trata de contar una historia.

miércoles, 5 de noviembre de 2008

35. El filósofo

18 de octubre de 1955, muere Ortega. El director de la Revista de Filosofía telefonea al joven catedrático y le encarga un panegírico. El joven catedrático acepta y escribe el panegírico, que incluye unas páginas analíticas sobre la obra del insigne pensador. Poco tiempo después recibe una nota en la que el director expresa su satisfacción por la calidad del trabajo. Adjunto, un generoso talón bancario.

26 de mayo de 1976, muere Heidegger. El director de la Revista de Filosofía telefonea al catedrático y le encarga un panegírico. El catedrático duda, porque está muy ocupado, pero recuerda el generoso talón de 1955 y acepta. Recuerda también la excelente acogida que tuvo su artículo en los círculos académicos. Busca en su archivo, y encuentra el original. Lo relee. Convenientemente actualizado, podría valer. Manos a la obra. La parte panegírica no hay que tocarla siquiera: dos eminentes pensadores que han compartido siglo, susceptibles de ser llorados en los mismos términos. En cuanto a las páginas analíticas, son precisos algunos retoques: cambiar algunos títulos, algunos conceptos. Donde pone razón vital poner ethos; donde pone masas poner destino. En el párrafo final, sustituir «el más europeo de los pensadores españoles» por «el más español de los pensadores europeos». Y ya está. Poco tiempo después recibe una nota en la que el director expresa su complacencia por la categoría del trabajo. Adjunto, otro generoso talón bancario.

15 de abril de 1980, muere Sartre. El director de la Revista de Filosofía telefonea al catedrático y le encarga un panegírico. El catedrático duda, porque está muy ocupado, pero recuerda el generoso talón de 1976 y acepta. Recuerda también la excelente acogida que tuvo su artículo en los círculos académicos. Rebusca en su archivo, y encuentra el original. Lo relee. Convenientemente actualizado, podría valer. Manos a la obra. La parte panegírica no hay que tocarla siquiera: tres eminentes pensadores que han compartido siglo: susceptibles de ser llorados en los mismos términos. En cuanto a las páginas analíticas, son precisos algunos retoques: cambiar algunos títulos, algunos conceptos. Donde pone ethos poner contingencia; donde pone destino poner náusea. En el párrafo final, sustituir «el más español» por «el más universal». Y ya está. Poco tiempo después recibe una nota en la que el director expresa su contento por la índole del trabajo. Adjunto, otro generoso talón bancario. Y un nuevo cero en la ya larga cifra.

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