Se trata de contar una historia.

jueves, 6 de noviembre de 2008

06. Formulario

El teatro no tiene que representar la vida, sino ser la misma vida.

El actor, por mucho que pretenda representar un tipo como tal, pone en él mucho de su yo empírico, de su propia personalidad individual. Y........................... (escribir aquí el nombre propio) es precisamente un actor de personalidad impresionante al servicio de un arte impersonal.

No vaya a ocurrirnos como a aquél (a Gelmiro Sánchez, tras casi cuarenta años de experiencia dramática en los escenarios de toda España, casi cuarenta, viajando en aquellos autobuses, por aquellas carreteras de antes, debutando hasta en ciudades de provincias, con compañías de segunda y repertorios de tercera, con un público que sólo ve espectáculos por las ferias y fiestas patronales, tropezando por la noche, en hoteles de mala muerte, con toreros, feriantes y carteristas, y al día siguiente, hala, otra vez con los baúles a cuestas, o en los primeros veranos de la posguerra, que ya casi ni se acuerda, en aquellos pueblos sin nombre, dejados de la mano, de los páramos y de las sierras de nuestra piel de toro, en tablaos al aire libre, bajo el sol de agosto o bajo la lluvia torrencial de las tormentas, represénteme usted ahí como se debe un Tenorio, encandíleme, como yo encandilaba, a unas docenas de destripaterrones y encima incultos, sin luces, sin decorados, con una Inés encinta de ocho meses, hágame usted una Tempestad en un pueblo de Almería, un Cid en Granada, un entremés sin haber comido, Arniches por la tarde y por la mañana había enterrado a mi madre, casi cuarenta años, haciendo de tripas corazón por cuatro perras, que para eso somos cómicos y llevamos la profesión por dentro) que, de tanto representar papeles, acabó por no creerse ninguno y ahora es funcionario.

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