Dan de comer a policías públicos y privados. Funcionarios de Seguridad. Empleados de Vigilancia. Y sus familiares.
También a los carceleros. Psiquiatras, psicólogos, educadores de prisiones. Ahora que están de moda esos penales tan grandes, hay que incluir en la nómina a constructores, arquitectos, aparejadores. Fabricantes de materiales. Transportistas. Empresarios de limpiezas, de servicios, suministradores. Propietarios que ponen a disposición los terrenos. Funcionarios que tramitan las licencias y concesiones. Empleados. Y sus familiares.
Mantienen a médicos, enfermeras, practicantes que tratan sus enfermedades. Científicos, investigadores, farmacéuticos, fabricantes de materiales. Funcionarios que dirigen los hospitales. Empleados. Y sus familiares.
Médicos, psicólogos, educadores que los rehabilitan en instituciones públicas y privadas. Patrocinadores y empresarios. Funcionarios que diseñan los planes. Empleados. Y sus familiares.
Dan que hablar a periodistas y opinadores que cuentan sus problemas en medios públicos y privados. Funcionarios que diseñan los planes. Empleados. Y sus familiares.
Dan trabajo a cristaleros que recomponen los escaparates. Fabricantes de chupas, de loros, de carros. Aseguradores. Empleados. Y sus familiares.
Gracias a ellos se enriquecen traficantes, contrabandistas, camellos. Banqueros que guardan sus capitales. Más constructores. Más fabricantes de automóviles. Más aseguradores. Empleados. Y sus familiares.
Dan de comer a ministros, legisladores, gobernadores. Funcionarios que diseñan los planes. Empleados. Y sus familiares.
Dan que hacer a sacerdotes que oyen sus confesiones y ofician sus exequias. Empresarios de pompas fúnebres. Sepultureros que los entierran o empleados que incineran sus cuerpos. Empleados. Y sus familiares.
Ahora quieren vivir de ellos los cantantes, cineastas, escritores. Más empresarios, discográficos, distribuidores, editoriales. Los funcionarios ya están diseñando los planes. Más empleados.
Y sus familiares.
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