Se trata de contar una historia.

miércoles, 5 de noviembre de 2008

48. El radical

Yo siempre he ido a contracorriente por la vida. En gustos, en costumbres, en opiniones, en todo. Ya desde la infancia: de pequeño me hice forofo del Bilbao porque todo el barrio era del Madrid, que tenía a Di Estéfano, a Puskas, a Gento y ganaba todas las copas de Europa.
Pasó el tiempo y me fui haciendo un contracorrientista cada vez más radical. Me gasté mis dos primeros sueldos en trajes negros sólo porque había oído que aquella temporada se iba a llevar el blanco. Aquél fue el verano más caluroso que recuerdo.
Cuando me enteré de que estaban de moda las mujeres delgadas me casé con una gordita. Cuando a todo el mundo le dio por ponerse a dieta yo comencé a hacer siete comidas diarias y en poco tiempo alcancé los ciento diez kilos.
La verdad es que ir a contracorriente por la vida es una costumbre que te ocasiona muchos sinsabores. Pero es la mejor manera de afirmar la propia personalidad, de no ser un autómata, una marioneta, de que no te manejen.
Hace un rato, leyendo el periódico, he reparado en un hecho en el que no había reparado antes. Leí, no sé a cuenta de qué investigación, que los seres humanos inhalan un montón de litros de aire todos los días, al respirar. Así que adiós.

No hay comentarios:

Archivo del blog